septiembre 16, 2024

Pequeñas alegrías inmersas en un Porvenir de tristeza

Se me ocurren pocos planes mejores, para una noche desapacible y fría como la del pasado viernes , que poder disfrutar confortablemente sentado de Marlango en directo, en la casi absoluta intimidad de la acogedora Sala experimental del CC. Miguel Delibes  para presentar su último disco «El Porvenir»  además por si fuera poco en esta ocasión acompañados por el trío de cuerdas de la Orquesta Sinfónica de Castilla Y León.

Tras aparcar con inusitada facilidad al lado del edificio desde el cual se puede divisar todo Valladolid corrimos a guarecernos del intenso viento y la intermitente lluvia que empezaba a caer en la capital castellana y tras recoger nuestros pases de prensa, o mejor dicho pegatinas que acabamos perdiendo en la búsqueda de nuestros asientos. Nos acomodamos hacía la mitad de una sala casi llena para diez minutos después de la hora que indicaba el programa del Ciclo Delibes+acústico, con el acertado objetivo de dar un poco de tregua a los mas rezagados, salieron al escenario por un lateral Leonor Watling con el pelo recogido en una coleta, vestida casi completamente de oscuro con una blusa, una corta falda que dejaba ver sus largas piernas y enfundada en botines de afilado tacón y Alejandro Pelayo sentado tras el piano con camisa y chaleco negro, botas, pantalones anchos y un sombrero de fieltro, acompañados desde el primer momento por Javier Peña a la guitarra.

Sin más dilación comenzaron la velada con el tema que da titulo a su sexto disco «El Porvenir», antes de que finalizase la canción ya nos habíamos dado cuenta de lo que nos iba a deparar el concierto, sonido claro y preciso, una gran voz y mucha cercanía con las casi 5oo privilegiados que llenaban el espacio a 18€ la butaca , algo nada usual en estos tiempos tan difíciles que corren.
Sin pausa alguna intercalaron canciones de sus anteriores discos,en varios idiomas y tocando muy diversos estilos, como la muy cabaretera «Exquisita» en ingles transportándonos a los viejos clubs de música, «Te quiero creer» mas cercana al pop o «Todo tan importante» con toques muy blues demostrando que en su último disco se alejan de antiguos parámetros mas jazz para acercarse a estilos mas populares, sobre todo gracias a la guitarra de Javier Peña brillando ostensiblemente en un par de punteos, aunque un poco ensombrecidos por el abrumador sonido del piano en un destacado primer plano.

Se quedaron en el escenario solamente el dúo, momento que aprovechó la guapa actriz para hablar por primera vez, darnos las buenas noches, preguntarnos qué tal estábamos y demostrarnos acto seguido que su voz no necesita de acompañamientos ni ningún aditivo y que por sí sola tiene tantos matices y expresividad que en este escueto formato que seguramente sea donde mas destaqué y se pueda apreciar su verdadero valor con temas nuevos como «Puede» o clásicos como «You don’t have me», la cual según nos contó versa sobre el deseo y apuntilló diciendo que alguna vez «está bien decirle a alguien que, haga lo que haga, nunca me tendrás».

Llegaba el turno de dar la bienvenida al trio OSCYL formado por Iván García, Jokín Urtasun y Jordi Creus (violín, viola y chelo por este orden) y recordándonos que hoy era un día importante para la banda, no tanto por el eclipse de Sol, el cual nos confesaron que no habían llegado a verlo, como por esta colaboración inédita con parte de la Orquesta, dicha unión de talentos hizo que se nos erizase el vello con «Al borde del Abismo», para mí uno de los mejores temas de la noche y también de su ultimo LP  para acto seguido y regresando al formato inicial inicial revisar Paulo Conte en clave jazzística y a The Beatles como su muy admirado Tom Waits del cual se valieron en su día para bautizar al grupo.

Reclamado por su poca locuacidad e instigado por Leonor, Alejandro se estreno al micrófono contándonos que habían venido conversando en la furgoneta acerca de canciones alegres como «Happy» de Pharrel Williams y que él personalmente prefería canciones tristes en acordes menores ya que la vida son una serie de momentos alegres dentro de la habitual tristeza y que iban siempre a la contra, cuando las cosas estaban bien tocaban medios tiempos languidecidos, tras lo cual versionaron a modo de bolero y de forma magnífica «Vete» de Los Amaya, para ellos una de las mejores letras de la historia de la música Española, precedida de una preciosa introducción de piano de Alejandro que me recordó a la bellísima «Fantasía» de Mercedes Ferrer en la versión en directo del Freak Show de Bunbury, horas después aún resonaba en mi cabeza la melodía.

El pianista dejó el piano y se colgó la guitarra eléctrica y junto a Javier Peña a la guitarra española hicieron «Pequeño Vals» correspondiente a su disco con mayor proyección internacional hasta el momento «Automatic Imperfection» perfectamente compenetrados mientras un publico cómplice se unía silbando el estribillo, tras lo cual llego el turno de otro de los destacados de su última colección «Madrugada» , acompañados, en lugar de por un silbido, por un efectivo chasquido de dedos para regresar al apartado de las versiones con la inmortal copla «Ay pena, penita, pena» pasada por el filtro del bolero a través de la maravillosa voz de Leonor, aunque en esta ocasión sonase un poco perezosa.

Llegábamos a la recta final del evento y volvieron a escena el trío OSCYL y con los seis actores en escena volvieron a ponernos los pelos de punta con otra de las joyas que despuntaron de la colaboración surgida a orillas del Pisuerga como «Hold me tight» de su tercer largo «Electrical Morning» desplegando en todo su esplendor la voz en estos últimos temas, desde el mas pequeño susurro hasta conseguir tocarnos la fibra con sus giros vocales para cerrar la noche.

Tras la despedida y el correspondiente pataleo del personal pidiendo mas llegó el bis con un arreglo de cuerdas que le sienta como anillo al dedo a «Gira» uno de los temas mas destacados de su disco de hace un par de años «Un día extraordinario» el último en el que participó el trompetista Óscar Ybarra.

Incluso se les notaba tan a gusto en las tablas que se decidieron a improvisar con la sección de cuerdas recordando sus lejanos primeros pasos con «Shake the Moon» con un emocionante inicio a capella, retorciéndose alrededor del micrófono y serpenteando entre los músicos como un dibujo animado en blanco y negro de Betty Boop que nos dejándonos a todos la boca abierta y en éxtasis con este regalo para nuestros oídos, parecería un gran colofón a un muy buen concierto pero casi todos sospechábamos, a pesar de que algunos ya se levantaban apara irse rápidamente a cenar y algunas luces comenzaban a encenderse, que no se podían despedir sin su ultimo single «Dinero» en el cual ha colaborado el mencionado Bunbury dándole ese tono tan arrabalero típico del aragonés y deje suramericano y que servía al filo de la madrugada para poner un extraordinario broche a esta bonita velada

En resumen a pesar de que en algún momento se hizo un poco monótono el sonido tan minimalista, sobre todo en sus temas menos conocidos y mas planos, fueron dos horas de disfrute para oídos exquisitos sobre todo en las contadas ocasiones en que colaboró la OSCYL en os temas mas conocidos y en aquellos temas mas centrados en el lucimiento de la voz de Leonor que es donde reside el verdadero valor de este Duo, poniéndonos para terminar el caramelo en la boca de que esta era una prueba y de que volverán, si pueden, el próximo año pero respaldados por toda la orquesta…de ser así seguro que será una cita para no perderse.

Fotografías : Chusmi Díez

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