abril 24, 2024

Las 500 noches de Sabina nos supieron a muy poco en Sevilla

Los alrededores del nuevo auditorio de Fibes estaban a rebosar y la cola bajaba la gran rampa que separa la puerta exterior de entrada al auditorio con un público que aguardaba con gran expectación. Todas las entradas estaban vendidas y una voz en off nos avisaba que sólo quedaban 15 minutos para el inicio del concierto.Mientras los azafatos nos acomodaban,  el gran escenario lo encabezaba una enorme pantalla que simulaba un telón que rezaba “Sabina”.

Con puntualidad inglesa, precedido de nuevo por la voz en off que anunciaba el principio del concierto y enfundado en un traje verde esperanza apareció el hombre pegado a un bombín más conocido como Joaquín y su dispar banda.

La pantalla comenzó a emitir ahora una presentación de ilustraciones del propio artista, como pudimos conocer más tarde, donde la mayor parte eran desnudos femeninos. Esto dio paso a los primeros acordes de “Ahora que”, con un público que permanecía expectante, aunque sin terminar de arrancar, por lo que Sabina no tardó en contentarles con “19 días y 500 noches”, seguida de “Barbie Superstar”, que terminó con alguna estrofa del clásico de Burning “Mueve tus caderas” y un desacertadísimo baile semi reggatonero por parte de Mara Barros, que no perdió oportunidad de despuntar.

Nos sorprendió que el maestro soltase bombas de tal calibre al principio de la noche y nos temimos que el concierto sólo pudiese ir a peor. Las canciones se fueron sucediendo haciendo un repaso bastante amplio de su discografía, centrandose en las incluidas en «500 noches para una crisis», que es un fiel reflejo de lo que pudimos escuchar en directo. Pero Joaquín parecía no estar cómodo, nos faltó ese toque canalla, que no se suplió con los chistes manidos. Aunque no se cansó de repetir lo encantado que estaba de visitar una ciudad como Sevilla, sus ojos tenían un brillo que denotaba una mezcla de miedo e inseguridad. Por supuesto, sólo son percepciones y no sabemos si el último episodio en el Palacio de Deportes y el tan hablado “Pastora Soler” tienen algo que ver pero nos faltó esa chispa de soltura a la que Sabina nos tenía acostumbrados.

Con alabanzas a Dylan presentó una versión de “It ain’t me babe” que nos costó reconocer en un primer momento. A esta le siguió «Mater España», que, aunque no necesita presentación, recordó que se trata de su propia versión de Francesco de Gregori al que mencionó admirar por poder decir abiertamente “viva mi país”. Quizá la referencia a las dos antagónicas vírgenes de la ciudad fueron unos de los momentos más álgidos para el público de la noche.

“El caso de la rubia platino”, fue cantada íntegramente por Jaime Asúa, guitarrista destacado de la banda que arropa a Sabina. Parecía que tocaba que la banda se luciese y el siguiente fue Antonio García de Diego con un asombroso solo de guitarra. Después fue el turno del más fiel compañero de Sabina, Pancho Varona, con «Conductores suicidas», en lo que quizá fuese el mayor acercamiento a los conciertos de Joaquín hace algunos años. Prosiguió Mara Barros, que sedujo al público con “La canción de la noches perdidas” y siguió con “Y sin embargo te quiero” con ese toque andaluz aflamencado que nos trasladó por un rato al plató de “Se llama copla” sin quitarle mérito a la ex Popstar, que tiene una voz privilegiada y sus gorgoritos fueron de lo más celebrado de la noche. Sabina no tardó en incorporarse guitarra en mano, acompañandola de un movimiento arrítmico que nos hizo dudar seriamente de que realmente estuviese tocando.

Faltaban grandes clásicos y para preceder el segundo bis Sabina eligió «Princesa». El auditorio en pie estalló en ovaciones para Joaquín y los suyos y por un momento, creímos estar ante el final del concierto, pero el ambiente se relajó ante la llegada del segundo y apresurado bis, que no tardó en romper Antonio García de Diego con «Tan joven y tan viejo». Fue cuando algunos aprovecharon para abandonar el auditorio, tengamos en cuenta que era lunes, pero sin duda y a juzgar por el precio de la entrada, era para pensárselo dos veces.

Una de las últimas balas fue la esperada «Contigo» que tardó en llegar pero la expectación se tradujo en disfrute. Una noche agridulce de la que creemos habrá consecuencias. Ayer Joaquín Sabina volvió a Fibes y no sabemos si quizá, simplemente, la del lunes no fue su noche.
Lo que sí sabemos es que su público seguirá fiel y seguro fue recibido y festejado por todo lo alto como ya vimos el lunes, cuando pese a lo cuasi chistoso de algunas canciones, el público perdonó absolutamente todo cuando Sabina pronunciaba «Triana» ,«Macarena» ,»España» o Mara Barros nos trasladaba a una actuación que hubiesemos desechado totalmente del espectaculo, quizás simplemente por una cuestión de ritmo y estilo. Lo peor de todo ver como Sabina recurría al populismo más manido en la estela de Ana Belén y Victor Manuel y quizás aún peor, cómo el público respondía de una forma que nos daba mucho que pensar.

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