Eran más de las 22:30 cuando Jorge Drexler y su banda salían bailando al escenario de la Sala Eventual. Una hora antes era Rafa Toro (acompañado de Antonio Soto a la guitarra) quien ejercía de telonero tocando temas de su -muy recomendable- disco “Morning Pizza”. Al cantautor malagueño podréis verlo en directo el próximo jueves día 12 en la sala madrileña La Fídula Espectáculos.
Tras realizar el correspondiente saludo, el montevideano expresó que estaba contento de que en esta ocasión la gente estuviera de pie, cosa que no ocurría en anteriores conciertos: ”Las energías son distintas”. Bailar en la cueva, afirma, “es un show en el que es inevitable bailar”. Y esto es cierto, uno se deja llevar.
Entre canción y canción Drexler habla con una voz serena, como si moldeara las palabras y las liberara. Cuenta pequeñas historias, tesoros que van acompañados de un sutil fondo musical. Cuenta los orígenes de sus canciones, menciones al “paisito” (que hace estallar a una parte del público en aplausos) y su carnaval, y de cómo él fue el segundo pregonero extranjero del carnaval de Cádiz en 2013 (el primero fue Cantinflas en el ‘86).
Después de “Las Transeúntes”, “Don de fluir” y “Sea”, se arranca con una versión de «On and On» de Stephen Bishop para luego invitar a Panxi Badii, quien se encontraba en la mesa de sonido, a interpretar “Guitarra y vos” tocando una Lap Guitar.
Su obra es una fusión de los sonidos patrios con músicas de otras partes del mundo. Son cantos al destino, a la ciencia, al amor y al silencio. Silencio que rápidamente invoca, mientras improvisa un breve tema sobre cómo los invitados, que él puede visionar desde el escenario, inmortalizan el momento con sus dispositivos que iluminan sus rostros brevemente. Una llamada de atención ingeniosa, sin lugar a dudas. Tras “La Trama y el final” y “Fusión”, se hace por fin el silencio, y en la intimidad de éste, Drexler evoca: “hace unos 10 años canté acapella esta canción en una entrega de premios” (refiriéndose a cuando ganó el Oscar a mejor canción original). «Al otro lado del río» resuena en toda la sala. Los asistentes coreamos aquello de “Rema, Rema”, y alguno que otro no puede contener las lágrimas.
Tras unos segundos de calma, llega la segunda parte del espectáculo con una versión de “María bonita” (Agustín Lara) que dio paso a una sección más electrónica con “La plegaria del paparazzo” y “Data data”, una de las canciones más reivindicativas de este nuevo álbum. Tras “Deseo”, Drexler cierra el espectáculo con “Bolivia”, una canción de agradecimiento al país que abrió sus puertas a los refugiados de la Alemania Nazi cuando ningún otro país del continente lo hacía.
Con “Universos Paralelos” comenzaban los bises. Una versión cuanto menos curiosa, ya que cuando el cantante se enteró de que La Mari de Chambao estaba presente la invitó a compartir por primera vez el escenario con él. El broche final fue puesto con «Luna de Rasquí», la célebre «Todo se transforma» y por último «Me hace bien». Toda una noche de luna llena en la que el tiempo se transforma en música, y la música, en energía y buen recuerdo. Una energía, que nunca mejor dicho, nos hace bien.
El próximo concierto será el 12 de marzo en el teatro Arriaga de Bilbao.