septiembre 17, 2024

Casados a primera vista, porque si te veo más veces huyo haciendo la croqueta.

Hoy se estrenó el programa que ocupará el prime time de los lunes de Antena 3 a partir de ahora, «Casados a primera vista». Tras una brutal promo parecía que su objetivo era claro, tener un programa que reuna a personajes, así como jugar un poco con la realización y la edición pero la verdad es que el resultado deja mucho que desear. El equipo de expertos de «Casados a primera vista», formado por una serie de psicólogos especializados en temas tróspidos y amorosos han realizado el famoso test de compatibilidad y han juntado a una serie de personas con una apariencia nada normal, que se conocerán en su propia boda y tendrán que pasar después un mes conviviendo.

Una panda de fracasados (en el amor por lo menos) que no encontrarían con quien aparearse ni en Badoo, se han congregado en un mismo programa. Cada uno con sus taras y sus defectos, porque las virtudes no las vimos, pero para casarte con alguien que no conoces de nada, al que nunca has visto y con el que nunca has hablado es de problemita mental severo.

Las mujeres escogidas son, como bien describió una de ellas, del tipo que sueñan desde niñas con casarse y sentirse princesas por un día, cosa que podrían hacer perfectamente en Princelandia si no fuese porque limitan la edad, sin necesidad de burocracia, papeleos y abogados de divorcios express. Boda pagada, maromo con probabilidad de congeniar, viaje a Cancún, ¿qué mas quieres para ser feliz? Una fregona, apuesto a que hubiesen dicho ellas. Ellos, en cambio, tienen otro rollo. El rollo que le da a uno el no haber pillado en años luz, para que nos entendamos.

Ayer se emitió la boda de Toñi, una ama de casa gaditana y Laurent, un belga afincado en Murcia, casi nada. Como diría Nacho Vegas: «dicen que acaba de explosionar el edificio de la RAE». Como veíamos venir, esto no hay por donde cogerlo, la gaditana, que es alta pero de procesamiento lento, no entiende al belga, que no está nada familiarizado con el idioma ni con la «R», y él, que tiene la altura de un pigmeo pero es un poco más espabilado y se toma a risa que la chica no lo entienda.

Una reunión de freaks dignos de cualquier circo y sin duda uno de los procesos de selección más cuidados en nuestro país después de la seleccion porcina de Navidul. Quizás un proceso de selección incapaz de asegurar una pareja estable a tales elementos pero que, sin duda, da cabida a un elenco de personajes dignos de acompañar a Sardá en sus antiguas noches televisivas y que sin excesiva maldad por su parte, en la mayoría de casos, no han sabido ver donde se metían. Una autentica vergüenza para la TV, sobre todo porque va en contra del principio básico de la TV. que es entretener.
Esperamos que el programa se archive junto a la inmensa cantidad de telebasura, como aquel «El bus«, que el grupo Atresmedia se saca de la manga de vez en cuando.

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