El título del nuevo trabajo de Pasajero pone la imagen perfecta a lo que el pasado jueves sucedió en el interior de la sala Joy Eslava. El recuerdo de la emoción de un día en el parque de atracciones. Un reencuentro con viejos amigos, en el que no faltaron la adrenalina, la velocidad, la aglomeración humana y el grito liberador cuando uno corta el aire con los brazos en alto, desafiando con la mecánica la teoría de la gravedad.
Después de tres años desde el lanzamiento de su primer LP «Radiografías«, Pasajero vuelve para presentar «Parque De Atracciones«, en el que siguen fieles a su rock emocional, que pasa por la piel y le redescubren a uno emociones que a ratos siente olvidadas.
La voz del hombre con la cabeza más brillante de todas, Daniel Arias, nos da la bienvenida con «Precipicio«, canción que sintetiza el motivo de la noche: «Si tú saltas, yo salto«. Pasajero ha conseguido la admiración y simpatía de un buen grupo de amigos que no dudan en seguirles hasta el borde del abismo, con la seguridad de que no habrá una caída.
Este era un concierto diferente, no solo por el esperado regreso del grupo, sino por los artistas invitados al escenario. El primero en subir fue Manuel Cabezalí, de Havalina: «Su cantante es el productor de nuestros discos y hoy no podía faltar«. Suena la emotiva «Accidentes» (Radiografías, 2012) y Manuel se queda para una más: «Hoja en Blanco«.
El rubor alcanza el rostro de Daniel cuando el público grita: «Oh, qué bonito…» en los minutos desnudos de «Detector de latidos«. Una luz azul lo envuelve todo y una lluvia de estrellas ilumina la sonrisa tímida de Daniel, con el que todos estamos.
Un nuevo amigo, la voz de Víctor Cabezuelo (Rufus T Firefly) que los acompaña con su guitarra en la reivindicativa «Intocables«.
Si el año pasado Pasajero fueron teloneros de Niños Mutantes, ahora querían devolver el favor invitando a Andrés López a tocar un tema con ellos: «Perdóname«.
Y Daniel Arias se despide de todos los presentes con una lista de agradecimientos que en la ceremonia de los Óscar hubiera obligado a intervenir a la orquesta. «Muchas gracias por esperarnos el tiempo que hemos estado recluidos«.
Pasajero deciden acabar con «Autoconversación«, en la que de nuevo sentimos a la gente de su lado cuando Daniel deja un silencio: «Eso es que estás… (todos) vivo«. La simbiosis ha ocurrido.
La gran esperada de la noche llega con el bis: «Parque de Atracciones«, en la que la noria de luces que hay tras ellos se llena de color y toma vida.
Cuando el sol se pone y anuncian por megafonía el cierre del parque, corres aprovechando que no hay cola para subirte a la atracción más bestia de todas. Te colocas la barra de seguridad por encima del cuerpo y aprietas las manos con fuerza. Sudor frío. Es la adrenalina del último viaje.
Y entonces Pucho en el escenario con su pandereta, moviéndose al grito de «Borro mi nombre«. El efecto es el mismo.
Fotografías por: Patricia Ripple.