¿Julia ha llevado brackets? Desde luego la sonrisa más bonita de todas es la de ella. Tras catorce años sobre los escenarios, La sonrisa de Julia nos canta un hasta luego en un último concierto en la sala Joy Eslava de Madrid. El evento tuvo lugar el pasado viernes 23 de enero. Ese día, señores, a la gallina se le pusieron los pelos de punta.
Todo 2014, y desde la salida de su último disco «El viaje del sonámbulo» (2013), el grupo no ha dejado de contar kilómetros bajo sus pies en su gira de despedida (esta de verdad, no como la de Izal).
El concierto era a las 21h y empezó a las… ¡21h! Lo sé, todavía estamos temblando. Mini punto para el equipo de los chicos. La Joy llena de cabecillas y manos alzadas al vuelo. Palcos incluidos. Todos ellos. Los que hemos compartido más de un decenio con La sonrisa de Julia, queríamos estar presentes en una fecha única e irrepetible. Esta vez así era de verdad.
Un concierto a la altura, con una pantalla de luces gigante detrás, con un equipo electrónico creando momentos de intensidad y emociones, y cinco hombres entregados a «los héroes de la noche»: nosotros. Marcos Cao así nos quiso.
Empieza a sonar «El viaje«. Cuando se acaba ya está sonando «¿Dónde está mi vida?«. Paréntesis para momento yuyu: ha sido escribir el título de la canción y empezar a sonar en Spotify. Juro que así ha sido. No sé, será cosa de Julia.
Siguen con «Errante», «El error más bello», «Nadie lo sabe» y «Grito», oyéndose en medio de la canción: «Han sido muchos años sobre los escenarios. Os echaré de menos». Ahí ya nos ha entrado polvo en el ojo.
Nos estamos poniendo intensos. Suena «Tormentas» y la gente acompaña con el claramente entendible y significativo «parapapapapapa»…. «NO SE OS OYE»… y más del «parapapapappaapa». La fusión ha tenido lugar. Ahora ya estamos subidos al escenario con ellos. O ellos abajo con nosotros.
Con los primeros acordes de «Bipolar» la gente ya grita la letra. Adivinando.
Marcos siempre como un amante atento: «¿estáis todos bien?«. No hace falta que transcriba la respuesta. Se quita el chaleco y enseña camiseta sudada. Se cuelga del hombro su guitarra nuevamente y «Euforia» (te echamos en falta Iván).
Después de «América» Marcos decide que es el momento de sincerarse: «Siempre digo lo mismo al llegar esta canción, pero la sensación es distinta. Sentís que os estamos abandonando, pero no vamos a dejar de tocar. Tenemos muchos proyectos juntos y por separado. La música nos seguirá uniendo. Nos quedamos con los actos heroicos en las distintas ciudades a lo largo de los años. Gracias por estar ahí«. Sabes que lo estás haciendo bien cuando la gente grita «a vosotros» y la sala se funde en una corriente de aplausos que la recorre.
«Hay alguien más ahí» y justo en el «cuando me pregunto de rodillas…«, Marcos se deja caer al suelo y se lleva la mano a la oreja, para escuchar que estamos ahí con él. Otra canción que canta sobre el vacío de echar de menos. Parece que esta noche todas las canciones están escritas para el momento. Lo cual recalca Marcos antes de «Muévelo«.
El resto de músicos dejan el escenario y se quedan solos Marcos y Raúl, que está sentado a su lado. Marcos agradece a Raúl los años creciendo juntos. Enmudece para dar intimidad a Raúl y a su público: «Solo espero que lo estéis disfrutando tanto como nosotros. Va a ser una noche inolvidable«. Ya lo lleva siendo. Raúl se prepara para acariciar las cuerdas. Mientras Marcos se ajusta su guitarra: «Repito: hay canciones que parece que estén escritas para esta noche«. Y así empieza a sonar «Náufrago«.
Raúl a la caja, un espacio para los dos, para celebrar su historia: «Llevo tu voz«.
En «El tren» entra Curro; en «El bufón«, Mario; y en «Loco«, Jacob. Está claro que cada uno ha elegido su momento.
«Aquí es cuando salíamos del escenario y pedíais otra y volvíamos… pero nos lo ahorramos«. Vale, acabamos de enamorarnos. Una luz azul desgarra la oscuridad en «Luces de neon«. Todo se sobrecarga. Sabemos que esto es el final. El final de verdad.
Y con «Puedo«, La sonrisa de Julia da por finalizado su concierto. No sin antes decir unas últimas palabras: «Os vamos a echar muchísimo de menos, amigos. Os quiero a todos. Gracias.» Y esto mientras no deja de sonar la canción.
Silencio. Luz.
«Hasta luego. De verdad. GRACIAS«.
Relamido quizás. No te va a sorprender. Pero no hay mejor bálsamo que un sincero: «A ti por venir«. Bravo.
Fotos by: Hugo Nakamura.