Ya era hora del regreso de Enrique Bunbury a Sevilla, esa ciudad que tantas alegrías le ha dado, tanto en Heroes como en solitario. El concierto empezó puntual y las colas de otros años no se repitieron en esta ocasión, en parte gracias a una gestión más fluida del grupo y por otro lado, debido al menor numero de asistentes.
Desde el principio del concierto se veía claramente que Bunbury sigue tan lleno de energía como siempre, poses imposibles y una voz en plena forma nos acompañaron todo el concierto. Un concierto que empezó con «Despierta», «El club de los imposibles» y «Los Inmortales» para después dar un repaso a Palosanto y discos anteriores.
Temazos como «El Extranjero» o «Destrucción masiva» no llegaban a conseguir mantener en lo más alto el nivel de euforia en una primera mitad impecable pero con un repertorio más tranquilo.
El setlist mejoraba conforme avanzaba el concierto, y los clásicos se apoderaban del repertorio, «El hombre delgado que no flaqueará jamás», «Frente a frente», «Que tengas suertecita» o «Lady Blue» se dieron el paso uno a otro para acabar con la huída de todos los del escenario.
La espera no se alargó demasiado, el tiempo perfecto para ir a por una cerveza fria (a 2€, cosa que se agradece en este tipo de recintos), además el no excesivo público hizo que nada se colapsara en esos minutos a oscuras.
El bis estaba claro, aún quedaba mucho por delante, «Infinito», «Bujias para el dolor», «Sacame de aquí» y «El viento a favor» cerraron finalmente el concierto. Un concierto para despedirse por todo lo alto en 2 horas y cuarto de una lección magistral de experiencia, clase, elegancia y saber hacer.
Uno de sus últimos conciertos antes de la retirada que anunció hace unos meses y nos deja buen sabor de boca que seguro se nos irá cuando realmente asimilemos como tal la retirada de los escenarios de uno de los artistas españoles más reconocidos a nivel tanto nacional como internacional.