Se antojaba una buena noche de música. Dos grupos que levantan bastante expectación. Uno a nivel nacional y otro a nivel regional. Si se pueden asemejar en algo es en ser grupos de directo. Estos que tienen un valor añadido con el ambientillo de la noche y una copa en la mano.
Fueron los murcianos Viva Suecia los primeros en subir al escenario. Desplegaron enseguida su arsenal sonoro, piedra angular de su propuesta. Si hay algo que les posiciona por encima de otros es eso. No te intentan agradar a través de músicas preciosistas. No son otro grupo de «indie» con xilófonos. Son crudos y eso es lo que se viene echando en falta en el rock. Tanto regional, como nacional o internacional.
Hicieron una buena presentación de su primer EP frente a un público bastante generoso, que fue aumentando conforme se acercaba la hora de los granadinos. Público que también fue de menos a más tras escuchar dos o tres canciones con las que se dieron cuenta de que no era el típico telonero autóctono que estaba ahí por compromiso o amiguismo.
Su actuación se abrió y cerró con dos temas, Nadie te devolverá el favor y Mamá, te va a encantar, de rabia contenida, liberada gradualmente y con letras que no hablan precisamente de bailar y volar por el espacio sideral. Algo que es muy de agradecer en estos tiempo. Se nota que tienen algo que contar y no está supeditado al aspecto musical, sino que está presente a partes iguales. Melodías como la de La novena vez o Los años, esta última muy coreada por parte de los asistentes, son de las que entran fácilmente.
Es un grupo que necesita más bolos para tomar confianza en el escenario y limar algunos aspectos para sonar al 100% en directo, pero hablamos de que no tiene ni 10 directos de vida. Estaremos atentos a ellos.
Le llegó la hora a los Niños mutantes, que llevaban tan solo un año sin pasar por aquí, pero que llenaron como si llevaran 3 sin venir. La gente les tenía ganas y es que ellos venían en un espléndido estado de forma tras haber sacado un disco que ha dejado buen sabor de boca a público y crítica, El futuro. Eso se ha visto reflejado en las numerosas fechas que han ido cerrando este verano.
Ahora les tocaba volver a las salas. Si la vuelta al cole para ellos supone tener conciertos como los del el pasado viernes, no creo que se les haya hecho muy pesada. Han tomado mayor conciencia de su puesta en escena, añadiendo una escenografía, que aunque algo discreta, le daba un tono diferente a la presencia de la banda sobre el escenario.
Aunque no les costó mucho que los murcianos movieran el culo con ellos, tiraron enseguida de uno de sus temas más celebrados como Hermana mía. Enseguida fue animándose el público en general y se fueron mimetizando con ellos. Había una especie de buen rollo generalizado. Supongo que por el buen funcionamiento del eje Murcia-Granada. También por la música de los mutantes, claro. Me hablaba la gente de un concierto cálido. Supongo que se referían a eso.
Sin llegar a apasionarme, me gustó su directo. Aunque el problema resida en que parece que el estilo de los granadinos se ha ido diluyendo con el tiempo en el amorfo estilo y etiqueta «indie» y eso hace que pierda algo de gracia. Habrán ganado en volúmen de público, pero han perdido identidad. Eso no afecta a su directo, que sigue siendo de los mejores del panorama nacional. Las tablas también hacen mucho.