abril 19, 2024

Peculiar concierto de Tom’s Cabin en sala Nice.

En una sala de la Mancha cuyas bebidas tienen nombres de bandas españolas (The Sunday drivers, Delorean, La habitación Roja o Peachy Joke) debutó el pasado sábado, recién llegado de Madrid donde actuó el viernes y presentándonos aquí su álbum con el mismo nombre, el joven cantante Tom’s Cabin (Tenerife, 1991).
Después de una improvisada prueba de sonido, y sin apenas pausa entre esta y el propio concierto, suena ‘Song in my head’. Este comienzo dio paso a canciones como ‘Doppelgänger’ o ‘Wooden Boat’, en las que el artista mezcla sonidos de guitarra y garganta de una forma característica ya propia. 
Tras un par de canciones, y cambiando la guitarra eléctrica por la acústica, Tomás Hernández nos relata el por qué del tema que interpretará a continuación, provocando las risas de los allí presentes: ‘Una vez soñé que iba a una misa de un difunto, y al final el cura decía mi nombre. Me quedé en shock y, al despertar, salió esto’. Así introduce ‘Liturgy’, no sin antes afinar la guitarra pues ‘dicen que nunca se deben cambiar las cuerdas de la guitarra antes de un bolo, pero yo lo he hecho’.
Y después de un poco de interacción con el público suenan los juguetones acordes deHummingbird Hawk-Moth’ simulando el alegre aleteo de un colibrí, sensación que rápidamente se contagió entre los allí presentes. Pudimos escuchar la totalidad de pistas de su debut discográfico, finalizando el concierto con el que fuera su primer single hace ahora un año, ‘The brave’, lleno de una vitalidad contagiable.
Fue una bonita noche en la Sala Nice, llena de anécdotas y reflexiones. De hecho, y para justificar así el olvido de una de sus propias letras, el tinerfeño nos relató cómo el día anterior había tenido uno de los peores momentos de su vida al volante, en la capital madrileña. ‘Pero el show debe continuar’ y, a pesar de algunos problemas leves de sonido en alguna canción y el hecho de que el público rondara la mitad del aforo de la sala, mereció la pena. Es lo que tienen las salas de Ciudad Real y estos particulares conciertos prácticamente exclusivos, nunca sabes qué va a pasar.  

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