de esta peculiar forma. Ramón solo para todo. Empezó en voz baja, de la
forma más cordial posible. Se presentó como un chaval llamado Ramón que
iba a tocar unas canciones, como si fuera a enseñarlos por primera vez.
su versión de «Te debo un baile». Se metió a la gente en el bolsillo
enseguida, aunque no creo que muchos de los asistentes acudieran esa
noche sin sentir predilección por el catalán.
su comportamiento es siempre este, pero se le veía tremendamente seguro
con los temas, pero notablemente nervioso cuando le tocaba presentar
los temas. Pronto se soltó a base de bromas y anécdotas, pero daba la
impresión de que no hubo un solo segundo de silencio en todo el bolo. O
estaba tocando o contando cualquier cosa que se le pasara por la cabeza
en ese momento exacto, pero él no paraba.
anterior en la que lo catalogabamos como el artista nacional con más
azogue del panorama musical. Quizás gracias a esa hiperactividad no se echó en falta la banda, aunque tras acabar la
actuación uno pensaba que si el concierto había estado tan bien así, con todo el acompañamiento tenía que ser demoledor.
Si entramos a hablar de su nuevo material, no recuerdo bien cuantas tocó, ya que una de ellas me hipnotizó de tal manera que solo podía pensar en que quería voler a escucharla. «Poni Roig», canción en catalán tirando al country, La reina del Amazonas, un tema que habla de la euforia que se siente al conocer a una tía guay y, la que para mí será el melocotonazo de su próximo trabajo, «Oh, Rompehielos», que dará nombre también al disco. Es uno de esos temas que te atrapa desde la primera escucha, aunque estés al fondo de la sala, con Ramón solo a la guitarra. Es un auténtico temazo que tiene toda la pinta de tener muchísimo «punch» en la versión con banda. Estoy deseando volver a escucharla, sea como sea.
El final lo remató con esas canciones, que según él, tanto nos gustan. Aunque eché en falta temas como «Hundir la flota», sin duda fue un gran cierre poder escuchar «Sucedáneos» y «Tú, Garfunkel». Esta última con colaboración del todo el público a los coros.
Ahora no queda más que esperar que vuelva a casa, entre en esa otra dimensión en la que se siente tan cómodo y termine cuanto antes este Oh, rompehielos para poder escucharlo en enero si no pasa nada.