Aún no sabemos si hemos sobrevivido a uno de los últimos festivales de la temporada. El frío que pasamos en Aranda de Duero aún está decidiendo si acabar con nosotros y arrojarnos a la cuneta más cercana o perdonarnos hasta el año que viene. Hemos comprobado que no es poca cosa ir en coche hasta Aranda desde el sur y que 700 km se hacen más largos que el Sálvame Deluxe, también, que lo de bañarse en el camping no era más que una movida solidaria para luchar contra una enfermedad, una muestra más de lo buena gente que son en Aranda y lo rico que sabe el Ribera del Duero en la Ribera del Duero con música en directo y ambientazo. Y es que si algo tiene este festival es la gente. Sí, esa que te encuentras a las 7 de la tarde con la ropa de ayer porque empalmó y hoy ha tenido un intenso día de curro mojando con spray a todo el que pasaba por su lado. Aquí todo es buen humor. Si en Madrid te mojan con una pistola de agua al ir paseando tranquilamente por la calle igual le partes la cara y le metes la pistolita por el culo, pero en el Sonorama te ries y le invitas a una cerveza.
Queremos recordar algunos de los momentazos que han marcado este festival y los culpables, por tanto, de que queramos volver.
1. Los Planetas no iluminan. Recién llegados corrimos a montar la tienda antes de que nos cayese la noche y recogimos nuestra acreditación para ver unos de los conciertos más esperados de este Sonorama. El recinto cortado a la mitad, una sola barra y caseta de cambio de Sonos y una excesiva multitud haciendo cola nos obligaron a salir fuera para poder tomar algo, aunque sólo fuese aire. El concierto de Los Planetas comenzó con una serie de cantos que evocaron a los asistentes a rodear la zona VIP en masa y bucle, como si aquello fuese la Meca. Peor iluminada, eso sí, ya que debieron pensar que Los Planetas tenían luz propia y no. El concierto se hizo inevitablemente largo, fue sólo al final con clásicos como “Un buen día” y “Cumpleaños total” cuando vimos animarse el cotarro.
2. Mi gran noche. La edad media de los asistentes el jueves superaba con creces la mitad de siglo y ¡no era para menos! Poco después de la apertura del recinto nos sorprendió un enérgico David Fonseca con su versión de “Video Killed the Radio Star”. Decenas de camisetas azules con la cara de Raphael inundaban las pantallas y los bastones servían para abrir hueco por los laterales de las primeras filas cuando sonaron los primeros acordes de “Como yo te amo”, versionada por Niños Mutantes. Además, durante el concierto de Raphael, multitud de ancianos se agolpaban a las afueras del recinto, desde donde se podía ver a través de las pantallas y escuchar al artista. Creemos que los fanes de éste pudieron organizar un bus del Imserso como si Aranda fuese Benidorm.
El desalojo de la tercera edad llegó con el conciertazo de Ivan Ferreiro, que empezó con «Turnedo» en lo más alto después del concierto relativamente tranquilo de Elefantes y fue seguido por grupos como We Are Standard o Layabouts con los que la fiesta se alargó.
3. ¡SORPRESA! El jueves por la mañana The Bright, Bravo Fisher! y Joe La Reina se encargaron de convertir el 25 aniversario de Subterfuge en toda una fiesta de bienvenida a la Plaza del Trigo. Y si algo tiene el Sonorama, no sabemos si bueno o malo, además de buen vino es que nunca sabes lo que puede pasar. La app para el móvil nos avisaba viernes y sábado de que a mediodía tendríamos una sorpresa en la ya mítica plaza. Después de grandes descubrimientos como Perro o Correos, Niños Mutantes volvían al escenario con un concierto formado básicamente por versiones.
Pero las sorpresas no acabaron ahí: el sábado, tras una mañana cargada de buena música de la mano de Ricardo Vicente y los gallegos Maryland, Second se encargó de lanzar confeti para cerrar la Plaza, que se convirtió en un rincón de lo más exquisito.
4. Descubriendo grupazos. No todo iba a ser beber vino, también tuvimos tiempo para descubrir grupos que no conocíamos y que provocaron que “ir de pasada” acabase en quedarse y disfrutar muchísimo. El primero que nos conquistó fue Joe La Reina el primer día que pisamos el pueblo de día. Hay quién dice que fue la magia de la plaza, pero tenemos que decir que sólo nos pasó con él allí. No le perderemos el rastro, como tampoco lo haremos con Jack Knife. Desde el escenario principal a media tarde nos llamaron la atención con un directo enérgico, prendas ajustadas y versiones en un inglés peninsular. ¡Cuánto nos hicieron bailar! Cuando el recinto comenzaba a llenarse Second, ataviados de uniforme y con un extraño individuo con casco y movimientos robóticos daban comienzo a la noche. Parece que Montaña Rusa ha conseguido hacerse un huequito entre sus fans, pero sin duda las más cantadas y coreadas fueron las de discos anteriores. Sean volvió a desafiar a las alturas en «Rodamos» y la sinfónica 2502 adornando con instrumentos de cuerda y viento y disfrutando del concierto como un fan más fue todo un puntazo a favor de los murcianos.
En el Escenario Castilla y León es Vida aguardaba Depedro, que nos meció con ritmos latinos. La oscuridad que rodea el escenario se acabó durante el rato que duró “Diciembre” con unos focos que iluminaban al público que cantaba con entusiasmo. Nos pasamos luego al concierto de Amaral, que enfundada en un precioso vestido negro con un escote hasta la desembocadura del Duero, nos hizo disfrutar con canciones de todo su trayecto. A nadie ya le extraña la presencia del grupo en festivales como este, podemos decir que enterramos el debate que se creó hace 4 Sonoramas.
Para nosotros, uno de los conciertos más esperados de este festival, a pesar de haberlos visto en la mayoría de festivales este verano era el de León Benavente. Hablamos a todos de su puesta en escena, su brutal sonido y la capacidad de sus componentes para hacernos vibrar.
Sin embargo, el concierto nos supo a poco, pudimos ver a un grupo algo cansado que quizá no puso todo el entusiasmo al que nos tienen acostumbrados. Fue con “Ser brigada” cuando Abraham Boba por fin se vino arriba acertando a romper con la línea recta que guió el concierto.
Izal lo había conseguido, después de cerrar el pasado año la Plaza del Trigo y ganarse un puesto en el TOP 5 de los vídeos del Sonorama más vistos y los gritos de “escenario principal” e su afición, tocaban este año en el mismo, prometiendo a sus asistentes una fiesta sin igual. ¿Que si lo fue? Pues bueno, hubo confeti (que ellos mismos repartieron para revivir el momento de la Plaza del Trigo) y mucho cantante a grito pelao’. El fin de fiesta lo marcó Niño Burbuja en la carpa y Lofelive en el Castilla y León es vida haciéndonos sudar, tanto que llegamos al camping y lo único que pudimos hacer fue ducharnos, es broma. Preferimos seguir la fiesta hasta que el sol calentase un poquito.
5. Nacho Vegas es DIOS. Ah, ¿no? Cuenta sus colaboraciones en el Sonorama. Por fin llegó el momento de ver al asturiano y su banda en acción. Antes de las 9 esperábamos nerviosos entre kalimotxos y bailoteos cerca del escenario principal. Nacho Vegas empezaba su repertorio regalándonos “Nuevos planes, idénticas estrategias”, casi la única canción que sonaría más allá de 2010. Qué decir de Nacho, qué decir de su banda y qué decir de ese maravilloso coro antifascista. Logró emocionarnos así como sacar la rabia e indignación que todos llevamos dentro ante la situación actual implantando en nosotros el mensaje que nos conduce a la resituación “nos quieren en soledad, nos tendrán en común”. «El hombre que casi conoció a Michi Panero» nos sacó la espinita de las canciones anteriores, donde vimos a gente darlo todo. Los indies bailan hasta Nacho Vegas, sabedlo. Rapidísimo pasó el tiempo de concierto y pronto “La gran broma final” marcó el fin, coreadas por todos como si de un himno se tratase.
Más tarde, en el concierto de Duncan Dhu bailamos entre la carpa Meeting Arts al ritmo de We Are England (más vale tarde que nunca, los que fuisteis nos entendéis) y el escenario principal como precalentamiento del concierto de Grises, que consiguió inducir al público en una fiesta non stop de 50 minutos.
No acabó con su concierto la intervención de Nacho Vegas en el festival, ya que debió permanecer perenne en los traseros del escenario. Salió a colaborar en “Salitre y sudor” durante el concierto de Duncan Dhu, y luego lo hizo con El Columpio Asesino y su ya imprescindible “Toro”. Pitbull estaba de camino para marcarse una colaboración, ya que veían al asturiano dispuesto, pero tampoco sabía cuán lejos está Aranda y no llegó. No sabemos qué hubiese pasado si llegan a poner a Nacho Vegas compartiendo cartel el mismo día con Calle 13 dos años atrás, NI QUEREMOS SABERLO.