Ya hacia tiempo que se veía venir pero parecía que nadie quería decir nada, de debajo de las piedras estaban creciéndonos los festivales y el público no puede ir a todos. Este año podríamos decir que varios han «petado» y han tenido que cancelar sus respectivas ediciones, sin embargo cada vez que parpadeamos se incluye un nuevo festival al calendario.
Esta claro que no hay suficiente público para repartir entre todos, pero este boom de los festivales esta pasando factura a una tercera parte que en muchos casos parecen no darse cuenta, los grupos.
Hace diez años teníamos claro que en julio empezaba la temporada de festivales y eran pocos los festivales que se pisaban las fechas pero ahora podemos ver festivales a lo largo de todo el año, no solo en recintos propios y con grandes aforos, también mini festivales en salas.
El resultado de esto acaba siendo que prácticamente durante todo el año hay ciertos grupos que tienes oportunidad de ver varias veces al mes compartiendo escenario con muchos otros y a un precio casi más bajo que las fechas de su gira. En cierta forma esto acaba traduciéndose en que gran parte de ese público que los sigue a los festivales los abandona a la hora de irse a una sala.
Siempre esta bien eso de poder ver a muchos grupos por poco precio pero muchas veces acabamos pagándolo en forma de retrasos, mal sonido, micro conciertos y mil penurias que vivimos cada año en esos nuevos festivales que nos prometen ser el próximo Primavera, FIB o BBK.
Este año hemos llorado la cancelación de festivales como el Mona Fest, Jiwapop, Electrobeach, Play Loud Festival y muchos más. Si la tendencia sigue en la misma linea el el próximo año veremos grandes chascos y caídas, que esta cultura de los festivales tiene muchas ventajas es innegable, pero no hay que olvidar que los músicos no solo viven de los festivales.
Ni unos deberían convertirse en carne de festival a coste de vaciar salas en su gira ni otros deberían de repetir el mismo cartel que el festival del pueblo de al lado, al final pasa lo que pasa.